Kofi Annan, quien fuera hace un tiempo el Secretario General de las Naciones Unidas, contó en una ocasión, que estaban hablando todos los países de cómo poder ayudar a erradicar el hambre del mundo. Él contó la historia de una gallina y un cerdo, que se reunieron para hablar acerca de cómo ellos podían ayudar a quitar el hambre del mundo. Y los dos se pusieron a pensar y a pensar… Hasta que la gallina dijo: «¡Ya lo tengo, ya sé lo que haremos!, yo pondré muchos más huevos que de costumbre, y tú, cerdo, contribuirás poniendo el jamón…». El cerdo se quedó pensando y dijo: «De eso nada. Para ti, poner más huevos es simplemente una contribución más. En cambio, para mí poner el jamón es un sacrificio. No estoy dispuesto a hacerlo».
Querido amigo lector, qué ilustración tan clara. Hoy día, vivimos en un mundo donde se habla mucho, pero se hace poco. Donde nos dicen qué es lo que tenemos que hacer, pero quien lo dice no está dispuesto a mover ni un dedo, donde estamos llenos de teoría, pero no hay nada de práctica…
Al leer el versículo del encabezamiento, vemos cómo nuestro Señor Jesús no hizo solamente una contribución a la sociedad, Él fue mucho más lejos, Él hizo todo un sacrificio. Él fue capaz de entregar su vida para que hoy nosotros podamos disfrutar de todas las riquezas que tenemos en él.
Mi pregunta para ti en este día es: ¿Eres tú de los que les gusta darse golpecitos de pecho, promocionarse, diciéndole a todo el mundo lo bueno que son…? Pero simplemente eres una persona muy teórica. ¿O eres capaz de hacer sacrificios por el bien del evangelio y del Señor Jesús? Decide tú. Tus decisiones marcarán tú destino y futuro.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.