San Agustín dijo en una ocasión: «Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja».
Durante nuestro primer año de matrimonio, mi esposa y yo vivimos en una casa en frente de la cual había un estadio de fútbol con una pista de atletismo. Y cada día podíamos ver desde nuestra terraza a gente tanto corriendo como caminando por esa pista de atletismo.
Luego pensando en esto, y en la carrera propia de la vida, muchos estarán corriendo o caminando, quizás sin saber cuál es su meta o destino final. Algunos quizás correrán pensando que aquí en la tierra se queda todo, por lo tanto, «vivamos la vida loca». Otros quizás correrán, pensando que podrán llevarse muchas posesiones a la otra vida y otros quizás correrán simplemente por correr, pero sin saber a dónde van. A quien no sabe a dónde va, cualquier tren le sirve.
Recapacita y piensa: ¿Cómo puedes alcanzar la victoria en la carrera de la vida? ¿Estás realmente corriendo hacia alguna meta?, o, simplemente, ¿corres por correr?
Corre tu carrera, de tal manera que cuando llegues al final de ella puedas decir, como Pablo a Timoteo: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe». 2 Timoteo 4:7
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.