Alguien dijo en una ocasión: «Lo que convierte la vida en una bendición no es hacer lo que nos gusta, sino que nos guste lo que hacemos».
No sé si has pensado alguna vez el tremendo poder que tiene la bendición. Quizás esto es algo de lo que pocas veces se habla, pero te aseguro que es algo que tiene tanto poder que no solo es capaz de transformar tu vida, sino también de transformar a tu familia, e incluso voy más lejos, es capaz de cambiar nuestro mundo.
Seguramente habrás leído como yo algunas veces ese pensamiento que dice lo siguiente:
«Hazme un instrumento de paz. Donde hay odio… déjame sembrar amor. Donde hay injuria… perdón. Donde hay duda… fe. Donde hay desesperación… consuelo. Donde hay oscuridad… luz. Y donde hay tristeza… alegría.
Oh, Señor, permite que… en lugar de ser consolado… pueda consolar. En lugar de ser entendido… pueda entender. En lugar de ser amado… pueda amar. Porque dando es como recibimos. Perdonando es como somos perdonados. Y solo muriendo en tu nombre… alcanzaremos la vida eterna.
Señor… Ponte delante de nosotros para guiarnos. Detrás de nosotros para empujarnos. Debajo de nosotros para sostenernos. Sobre nosotros para bendecirnos. Alrededor de nosotros para protegernos. Habita en nosotros, de manera que podamos servirte con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Para dar la gloria debida a tu nombre».
Sé una persona de bendición para otros.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.