Benjamin Franklin dijo en una ocasión: «Quienes son capaces de renunciar a la libertad esencial a cambio de una pequeña seguridad transitoria, no son merecedores ni de la libertad, ni de la seguridad».
Esaú es el prototipo de persona que pone todo su empeño, fuerza y energía en cosas que no tendrán ningún valor eterno. Toda su vida está centrada en esas comodidades pasajeras que, al fin y al cabo, no nos darán la felicidad, sino que nos mantendrán ocupados y preocupados en sus afanes y ansiedades.
Esaú se convirtió en un profano, como dice el libro de Hebreos. Y «profano» dice el diccionario que es: «La persona que no demuestra respeto debido a las cosas sagradas».
Hoy día, hay tantas personas por el mundo, incluido cristianos, que prometían tanto cuando comenzaron su carrera por la vida, pero que en algún momento decidieron acariciar «ese plato de lentejas que ofrecía el mundo»; no solo lo acariciaron, sino que comenzaron a degustarlo, y a repetir tanto de ello, que se fueron desviando del camino que el Señor había preparado para cada uno de ellos.
Una mala decisión fue la que arruinó la vida de Esaú para siempre. Una mala decisión nuestra, en un momento dado, podría arruinar todo aquello que el Señor tiene preparado para nosotros. Tanto ahora, como en el futuro.
Tú decides, si quedarte con las bendiciones del Señor, o disfrutar del «plato de lentejas que ofrece el mundo».
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.