Un niño le dice a su padre que si se puede vivir siendo santo toda la vida. El papá le dice no, no se puede. El niño dice papá entonces un año, el padre dice no. Un mes, el padre dice no. Una semana, el padre dice no. Un día, el padre dice no. Una hora, el padre piensa y dice que no. Un minuto, el padre vuelva a pensar y dice no. El niñito entusiasmado le dice, papá un segundo. El papá piensa y piensa y dice, un segundo sí. El niño le dice a su papá, papá, vivamos la vida segundo a segundo.
Creo que uno de los retos más difíciles que como cristianos tenemos es poder vivir nuestra vida cristiana en santidad. Es más, me atrevo a decir que cuesta horrores. Pero leyendo la Biblia, podemos encontrar cientos de pasajes bíblicos que nos animan a vivir nuestra vida cristiana en auténtica santidad. Uno de esos tantos pasajes bíblicos nos dice que sin santidad nadie verá al Señor. Al volver a leer esto te confieso que me da pánico, miedo, terror no poder ver al Señor. Ya que uno de mis mayores deseos es poder verlo y disfrutar de una intimidad constante con Él. Por lo tanto, leyendo la conversación que mantuvieron ese padre y su hijo sobre la santidad, pienso que, como este niño, nosotros tenemos que vivir la vida segundo a segundo. Pensando ser santos cada segundo. Es cierto que, si pienso demasiado en vivir toda la vida en santidad, quizás se me haría muy difícil poder conseguirlo. Pero si pienso en vivir cada segundo, creo que con la ayuda de Dios podemos alcanzarlo.
Mi querido amigo lector, si igual que yo, tienes el deseo de ver al Señor, te animo y te invito a que vivas la vida segundo a segundo, con el único propósito de poder hacerlo para agradar a Dios.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.