En una ocasión se estaba haciendo un certamen de pintura. Y el director de este certamen había invitado a veinte de los mejores pintores de la época, y le había pedido a cada uno de ellos que dibujaran la paz. Luego después de un tiempo, llegó el momento de exponer esos cuadros para que todos pudieran disfrutarlos y tomar una decisión sobre cuál sería el cuadro ganador. Cada uno de estos pintores representó la paz como mejor entendía. Uno la representó pintando unas manos abiertas y una paloma volando. Otro, pintando un mar en calma, una barca al fondo y un hombre durmiendo una siesta con un sombrero que tapaba su cara. Y cada uno de los otros la representó de otra manera placentera. Pero ninguno de esos cuadros fue el ganador. El cuadro ganador era uno en el cual se veía una fuerte tormenta, lluvia, rayos, etc., una cascada, y junto a la cascada en un árbol, un pajarito durmiendo plácidamente. Ese fue el cuadro ganador. Porque la verdadera paz no es la ausencia de problemas, es estar confiados en Dios en medio de los problemas.
Ahora déjame ir un poco más lejos y preguntarte personalmente: ¿Tú tienes la
paz verdadera? ¿Tienes a Jesús en tu corazón?… Piensa por un momento en ello. Nos
dice el versículo del encabezamiento que Dios guardará en perfecta paz a aquel que
su pensamiento persevera en él. Literalmente, perfecta paz, ahí significa, «paz, paz». Y es que el enfoque perfecto nos da la paz perfecta. Enfócate en Dios y recibirás la paz
perfecta.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.