Ya no vivo yo, Cristo vive en mí

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí

Gálatas 2:20

Albert Einstein dijo en una ocasión: «El verdadero valor de un hombre se determina examinando en qué medida y en qué sentido ha logrado liberarse del yo».

Yo el primero, yo después y, si queda algo, para mí. Esa es una frase muy conocida en nuestro entorno. Y normalmente, cuando hablamos con alguna persona, si tocamos el tema, siempre pensamos en los demás. Los otros son egoístas, solo piensan en sí mismos y no están interesados en lo que pasa a su alrededor. Pero ¿qué de nosotros? ¿Realmente nosotros no somos así de egoístas? ¿Pensamos más en nuestros semejantes que en nosotros mismos?… No quiero seguir metiendo el dedo en la llaga.

Normalmente enseñamos a los niños a prestar sus juguetes a otros niños, a compartir lo que tienen con otros, etc. Pero ¿nos paramos a pensar si nosotros hacemos lo mismo? ¿Estaríamos dispuestos a prestarle a cualquiera nuestro coche, casa, etc.? ¿Se lo prestaríamos a algún desconocido? Creo que, si eres honesto contigo mismo, la respuesta sería no.

Cristo Jesús que es nuestro mejor ejemplo, nos reta para que crucifiquemos nuestro yo con él en la Cruz, para que entonces nuestra vida pueda tomar el verdadero sentido que debe tener, reconociendo nuestro egoísmo y nuestros pecados, y dejando al Señor que moldee todo nuestro ser para que nuestras vidas puedan tener un verdadero impacto en nuestra sociedad.

Realmente, ¿queremos librarnos del yo que nos esclaviza? Tomemos hoy una decisión correcta. De ti depende. Pídeselo al Señor.


Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.