Dijo Shakespeare en una ocasión: «Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta y gozamos poco de lo mucho que tenemos».
Cuántas veces habrás escuchado esas palabras que yo ya perdí la cuenta de las veces que las he oído, esas palabras son tales como: «Si tuviera un mejor coche…, si tuviera una mejor casa…, si tuviera un mejor esposo/a…, si tuviera más dinero…, si tuviera un mejor trabajo…, si mis hijos ya fueran adultos…». Entonces, y solo entonces podría disfrutar más de la vida, dedicar más tiempo al Señor, ofrendar más, dedicarme más a mi familia y amigos, pero… como tú puedes imaginarte, este mundo está montado de tal manera que tengo que dedicar demasiadas horas a conseguir «estas cosas mejores»; que realmente no me queda tiempo para disfrutar de las otras. Pero seguramente más adelante tendré tiempo de vivir y gozar de las cosas que realmente merecen la pena.
Piensa por un momento si todas esas cosas que tú llamas «mejores», realmente son necesarias y útiles para tu felicidad. Piensa por un momento en todas las bendiciones que ahora mismo tienes de Dios. ¿Crees que no eres un privilegiado? Si crees que lo eres, levántate cada día dándole gracias a Dios.
Alguien dijo en una ocasión: «El pasado es historia, el futuro es incierto, el presente es un regalo, por eso se llama presente».
Hoy tenemos una nueva oportunidad para disfrutar de todo lo bueno que tenemos en este presente de Dios.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.