Dijo el poeta español Antonio Machado en una ocasión: «La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés».
Desde el día que Dios decidió crear al ser humano, el hombre comenzó a distorsionar la verdad. Ya nuestros primeros padres, Adán y Eva, decidieron mentirle a Dios y culpar a otros de sus errores.
Recuerdan cuando Adán pecó, dijo que la culpa era de Eva. Cuando Dios le preguntó a Eva, dijo que la culpa era de la serpiente…
Hoy nosotros somos iguales que nuestros primeros padres. Siempre intentamos culpar de nuestros errores o a las circunstancias, o a nuestros padres, hijos, esposos, incluso a «la suegra»… Bueno, a la suegra no está mal que la culpemos, ja, ja, ja. Es broma.
Ahora volviendo a nuestro tema, vivimos en una sociedad donde la verdad se está distorsionando de una manera increíble. Y se nos quiere hacer creer que lo que está mal es bueno. Y lo que está bien es malo. Hay personas que tienen ya su mente y corazón tan endurecidos que prácticamente no diferencian la verdad de la mentira.
Fijaos en el ejemplo de Pilato en el versículo del encabezamiento: Tenía delante de él a la verdad (que es Jesucristo), y no quería creerlo. Querido amigo lector, recuerda que, aunque tengamos que nadar como el salmón a contra corriente, la verdad siempre es verdad. Aquí y en cualquier lugar del mundo. Así que desde estas letras quiero animarte a que creas siempre la verdad. Y sobre todo creas a Aquel que es la verdad, Jesucristo. Él dijo en Juan 14:6: «Yo soy el camino, la Verdad, y la vida…».
Créele a Jesús, confía en Él, obedécelo y disfrutarás de la verdad.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.