Decía el gran escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la obra El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los Cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida».
Uno de los más preciados tesoros que el ser humano busca es la verdadera libertad. Muchas veces, el ser humano cree que, para ser verdaderamente libre, lo mejor que puede hacer es: divorciarse de su cónyuge, cambiar de trabajo, afanarse por tener más dinero, ser un personaje de fama, gozar de todos los placeres terrenales…
Pero ¿de verdad crees que todo eso te dará la verdadera libertad? NO. Esa no es la verdadera libertad. Y si no lo crees, lee o escucha alguna de las biografías o entrevistas hechas a esos «llamados personajes famosos». Te aseguro que más del 90% de ellos pagarían por sentirse verdaderamente libres. Pagarían por poder acostarse en la noche y no tener que usar fármacos. Pagarían por poder disfrutar de una sincera compañía, que realmente no los quisieran por lo que tienen sino por lo que son. Pagarían por poder mostrarse todo lo natural que ellos son, en vez de mostrar esa «fachada de hombres y mujeres felices», cuando realmente son esclavos de su propio trabajo o destino. Pagarían por… y tú puedes terminar la frase, porque quizás tú te encuentras en esa estación de la vida, donde realmente quieres «dar una apariencia de eterna felicidad», pero realmente estás esclavizado en tu interior. Si tu libertad mora en la persona y obra de Cristo, entonces serás verdaderamente libre.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.