«Nunca es demasiado tarde cuando la dicha es buena».
Una vez más la Biblia nos sigue sorprendiendo. Esta historia que encontramos en Josué capítulo 14, nos habla de uno de esos personajes a los cuales no les importa demasiado la edad que puedan tener. Ellos simplemente siguen mirando adelante, con el deseo de conquistar la tierra que una vez el Señor les dijo que les daría. Como ya habrás podido imaginar, estamos hablando de Caleb.
Es interesante su historia, ya que él es de esos personajes bíblicos que quizás no hacen «demasiado ruido», o dicho de otra forma, no son tan populares como quizás podrían ser otros. Este Caleb tenía cuarenta años cuando Dios lo envió a inspeccionar la tierra prometida. Allí había ido él, junto con Josué y sus otros diez compañeros de expedición. Pero solo él y Josué trajeron informes positivos de la tierra prometida, tanto a Moisés, como a todo el pueblo. Por lo tanto, Dios le había prometido darle la tierra que sus pies habían pisado. Y ahora, pasados cuarenta y cinco años y ya teniendo ochenta y cinco, Caleb va a Josué y le pide la tierra que Dios le había prometido. ¡Guau!
Hoy quiero preguntarte: ¿Cuántas veces te habrás sentido como sin fuerzas? ¿Cuántas veces habrás dicho qué puedes hacer tú? ¿Cómo Dios podrá usarme en mis limitaciones?…
No mires más a tus limitaciones, ni a los gigantes que están delante de ti; mira a Dios, y verás que, sea cual sea tu gigante, con Dios tienes otra nueva oportunidad de seguir conquistando la tierra que Él quiere darte.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.