Me gustan mucho las fábulas, ya que tienen una enseñanza o moraleja muy interesante. Aquí les escribo una de Esopo que dice lo siguiente:
Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercase a olerla el dicho animal, y dio un resoplido por casualidad. En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh! —dijo el borrico—. ¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!». Sin reglas del arte, borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.
No sé qué te parece a ti, pero a mí sinceramente me parece magistral esta fábula. Ya que nos hace pensar a cada uno de nosotros como está nuestra medida de orgullo. Y cuánto somos capaces de creernos de nosotros mismos.
Pablo nos dice en este versículo que tengamos cuidado con la altivez, el orgullo y todas estas cosas que nos pueden hacer creer más de lo que realmente somos. Él está aquí introduciendo el tema de los dones, y es muy común que cuando tengamos ciertos dones o habilidades, que nos creamos más que lo que realmente somos.
Pablo quiere que pensemos con cordura, y que recordemos que, si somos alguien, o hemos conseguido algo en la vida, no es por nuestros méritos o fuerzas, sino que todo es por la gracia de Dios. Si en algún momento vienen pensamientos de orgullo a tu mente, por favor, te animo a pensar en el borriquito de la fábula, para no caer en sus mismos errores.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.