Alguien dijo en una ocasión: «No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir».
No cabe duda de que, si estudias el libro de proverbios, te darás cuenta de que el tema dominante en este libro es la sabiduría. Muchas personas pueden hacer diferentes declaraciones acerca de la vida y de la verdad, pero ninguna persona en este mundo puede conocer y poseer la verdad, y así poder ser una persona sabia, si antes primero no ha conocido al dador de la sabiduría, que no es otro que Dios.
La sabiduría no es algo que se adquiere a través de alguna fórmula mecánica, sino mediante una relación correcta con Dios. Hay personas que pueden tener mucho conocimiento de historia, matemáticas, geografía, ciencias, etc. Y ese conocimiento habrá llevado a esas personas a poder ganarse la vida. ¡Bien por ellas! Pero lo cierto es que eso no hace que esas personas sean sabias. La sabiduría viene únicamente de Dios. Es Él quien la da. Y la da a toda aquella persona que decide mantener una relación correcta con Él.
Más adelante, en proverbios 8:13, nos dice la Palabra del Señor que el temor del Señor es apartarse del Mal. Y el Mal es todo aquello que desagrada a Dios.
Querido amigo lector, no persigas solamente el conocimiento. Eso no te llevará a ser una persona sabia. Busca y persigue la sabiduría, que solo viene de Dios. Él quiere dártela, solo falta que tú quieras aceptarla. Alguien dijo: «El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él». Por favor, no seas necio.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.