El diccionario define la palabra «invisible» de la siguiente manera: 1) Que no puede ser visto. 2) Que rehúye ser visto.
Si pensamos en la vida de Jabes, podríamos decir que fue simplemente un invisible. Todo lo que encontramos acerca de él en la Biblia se encuentra en dos versículos que están en medio de una interminable sucesión de nombres y genealogías.
No sé si alguna vez habrás leído toda la Biblia de manera seguida. Comenzando desde Génesis y terminando en Apocalipsis. Si lo has hecho, te felicito, si no lo has hecho, te animo a que lo hagas, será una experiencia y un peregrinaje maravilloso. Yo la he leído varias veces de manera seguida. Pero te tengo que confesar algo, cuando llego a 1ª de Crónicas, intento saltarme los primeros nueve capítulos. Ya que son una sucesión consecutiva de nombres y más nombres. Y aunque son importantes, ya que, si no, no estarían en la Biblia, creo que solamente una vez tomé el valor de intentar leer todos esos nombres. ¡Terminé en el capítulo 9, exhausto! Pero dentro de esos capítulos, hay una auténtica perla. Y son esos dos versículos del encabezamiento que nos hablan de la vida de Jabes.
Algunos detalles de su oración en el versículo 10:
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- Invocó el nombre de Dios.
- Pidió la bendición de Dios.
- Pidió que Dios ensanchara su territorio.
- Que la mano de Dios estuviera sobre él.
- Y que lo librara del mal.
¿Y sabéis cual fue la consecuencia o el resultado de su oración?: «Que Dios le otorgó lo que pidió». Dios responde a las oraciones de sus hijos.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.